22 mar 2010

LA VIRGEN DE LOS REYES parte 4 de 4

Por D.Bartolome Garcia del Castillo
Llega el año 1740, la lluvia escasea. Octubre, Noviembre y Diciembre no ve caer una sola gota de agua. Los labradores, no pueden efectuar su siembra. La tierra seca nada cria. Solo el calor recrudece el rostro de sus moradores.
Las voces se oyen asperamente, los lamentos se repiten, porque en las gargantas no hay humedad
Al ver tales desgracias, el Cabildo se reune, el Clero concurre; asiste casi todo el pueblo y entre lagrimas, acuerdan traer a la Celestial Señora entre rogativas y hacerle una solemne novena.
Los primeros dias de Enero siguiente, pudieron contemplar las cumbres de esta isla coronadas de romeros que conducian, fervorosamente, a la Virgen de los Reyes, desde su santuario de la Dehesa a esta Villa de Valverde. 
En el templo de la misma, se celebra con la pompa de costumbre, la anunciada novena y terminando esta, llega el veintiuno del propio mes y el milagro se reproduce.
La bienhechora lluvia cae a torrentes sobro toda la isla y aquel año tan calamitoso en sus principios, termina siendo uno de los mas abundantes y llena de regocijo a estos habitantes que concurren, en atropellados grupos a dar gracias a la Virgen.
En el año 1741 el pueblo herreño acuerda pagar con la promesa a la Virgen de los Reyes por tantas recompensas otorgadas, llevarla desde su santuario en la Dehesa hasta la Villa de Valverde cada cuatro años, produciendose la primera bajada desde el incio del voto el dia 6 de Mayo del año 1745 un largo recorrido a traves de las cumbres de la isla, pero como dice el refranero popular "Por ver a la madre amada no siento la caminada" ¡QUE VIVA LA VIRGEN! ¡VIVA!