12 jul 2009

VIDA DE PASTORES

José Gutiérrez Casañas nació en 1924 en Sabinosa. Desde los 12 años se hizo pastor y todos los días subía y bajaba a La Dehesa a cuidar las ovejas, tarea que le ocupó los siguientes tres lustros. La ruta que seguía, el antiguo camino empedrado que lleva a la ermita de la Virgen de los Reyes, la ha vuelto a recorrer cuarenta años después de su último recorrido completo desde la costa a lo alto del risco, en este extremo de El Golfo.
El acceso al camino en Sabinosa se localiza fácilmente subiendo una estrecha y empinada calle asfaltada junto a la cancha de deportes, justo en dirección opuesta de la carretera que aquí baja hacia el Pozo de la Salud. La entrada del camino está señalizada por un letrero de madera (“Camino de La Dehesa”), junto a una huerta cultivada entre paredes bajas de piedra seca, que este año ha sido sembrada de papas. El zigzagueante discurrir del sendero serpenteará durante todo el recorrido hasta llegar a lo alto del risco. El sólido empedrado aparece enseguida, aunque las fuertes lluvias de finales de 2004 han hecho muchos destrozos (José Gutiérrez no recuerda unas lluvias con tanta agua en sus 80 años de vida: incluso formaron barranqueras nuevas donde no las había, arrastrando huertas de viña).
Camino de mucha gente
A un par de cientos de metros desde que iniciamos el ascenso, una vuelta del camino hacia la derecha nos muestra, tras una hermosa sabina (Juniperus turbinata canariensis) a la izquierda, una hermosa vista del pueblo. Unas piedras al borde de la misma vuelta están colocadas formando un banco. Hemos llegado al Descansadero de los Pastores, donde José Gutiérrez recuerda que se esperaban los 14 ó 15 muchachos que, como él, subían a cuidar el ganado. Iban de madrugada, alumbrándose con jachos de alpargatas viejas (las abrían en tiras, las juntaban con alambre y las prendían). “Hasta que se dio El Cres y subía mucha más gente, con sus burros cargados, y ya no se paraban tanto aquí”, relata. (Se refiere a la entrega de parcelas en El Cres, en 1942, para los vecinos de Sabinosa que reclamaron tierras. Le dieron a cada familia 140 metros de largo por 20 de ancho. “Entonces hicimos una pared alta en 1943 para que los animales no fueran al terreno y sembramos cebada, papas: fue lo que salvó al pueblo después de la guerra, porque teníamos espacio y criábamos vacas”.)
Seguimos subiendo, dejando atrás la viña que se agarra a las laderas, y caminamos casi siempre entre paredes de piedra que delimitan el sendero. La vegetación natural (fayal-brezal) ha invadido todo, pero José Gutiérrez recuerda ver a los lados muchos huertos. Precisamente, al llegar a los Morros Negros y antes de alcanzar la Piedra Blanca (hay un letrero de madera), sitúa a la derecha en la ladera unos perales suyos, invisibles a nuestros ojos entre la espesura, que incluye cerrajones (Sonchus hierrensis) y calcosas (Rumex lunaria) que también colonizan todo.
Vueltas
Más arriba, otra de las numerosas curvas del camino recibe el nombre de Vuelta del Brezo, por estar junto a un enorme brezo (Erica arborea), aunque ahora hay muchos más. Le sigue, poco después, la Vuelta Larga, en realidad un par de largas rectas entre paredes de piedra que esconden unas parcelas en las que José Gutiérrez soltaba sus corderos en verano, cuando en La Dehesa se terminaba el pasto. Para evitar que los corderos saltaran por encima de las paredes hacia lo sembrado, rodeaba toda la finca de bardos de brezo (pared hecha de monte).
Más arriba hay que pasar la Vuelta del Becerro, estrecha y empinada, nombre que recibió, explica Gutiérrez Casañas, cuando el alcalde pedáneo de Sabinosa, Juan Pérez, mandó a unos muchachos a limpiar este tramo de camino y ensancharlo para permitir que pasara un burro con la sábana (la tela que cubría la carga de cebada), como castigo por una trastada que hicieron con un becerro en este mismo lugar. Le sigue la Vuelta que Toca las Bocinas antes de alcanzar La Cancela, que, después de traspasarla (ya no hay cancela), nos hace llegar al Descansadero de la Cancela. Estamos ya en Las Casillas, entre exuberante vegetación propia del monteverde canario. El camino sigue en dirección a El Cres y los pastos comunales de La Dehesa hasta la ermita de la Virgen de los Reyes.